La actitud humana ante la divinidad

Hay mucho de qué hablar en cuanto a la actitud del humano hacia Dios; y cuando uno estudia y medita a profundidad la Biblia ve que el hombre está errado en todo lo que piensa acerca de Dios. Dios es justo en todo. 

Santiago 1:17(NVI) Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

De hecho, si comparamos nuestra actitud con la bondad de Dios, salimos perdiendo.

Romanos 5:10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.

Dios, desde el principio de la humanidad, ha ofrecido salvar al ser humano y neciamente el ser humano ha reaccionado como hasta ahora.

Dios quiere dar vida eterna al hombre. Hacer espiritual y santo a humanos muertos espirituales y depravados en diferentes sentidos. El humano tiene amor a todo menos al Dios vivo. Ama al dinero, al sexo, al bienestar propio, la moda, los tenis, el deporte etc., menos a Dios que les dio el existir y a su único hijo que murió por darnos salvación. 

Aunque la humanidad merece castigo y más, increíblemente Dios no ha actuado como merecemos. 

2 Pedro 3:9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

Es de suma importancia que cada quien se conozca a sí mismo. Resulta increíble que el ser humano pueda pasar toda una vida sin conocerse. ¿Qué tan importante es esto? El pensamiento del hombre puede ser distorsionado por filosofías demoniacas que tratan de desviarlo de la verdad. Dios nos dejó su verdad y si no se acepta esa verdad el hombre entonces tratará de crear una, como la evolución, el big bang e irracionales como “el caldo primigenio o sopa primitiva”.  El hombre ha creado todos estas teorías porque no quiere verse sujeto a una autoridad superior, no quiere dar cuentas a nadie; pero, curiosamente ha hecho sus propias leyes, muchas de ellas ilógicas, incongruentes y pecaminosas como el permiso a matar inocentes bebés, legalizar la droga como pasatiempo y dar carta de matrimonio a homosexuales y lesbianas. El hombre no quiere asumir que es culpable y que tiene que rendir cuentas al final de su vida. 

Hebreos 9:27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, 28así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

Es importante recalcar nuestra condición original como humanidad. Esa relación con el Divino era una relación directa. Así la tuvieron Adán y Eva; y, cuando desobedecieron, inmediatamente murieron espiritualmente y los siguió la muerte física. 

Es por eso que cuando hablamos de la muerte, no significa la extinción de la persona, sino separación. Al morir espiritualmente, el hombre tuvo una separación con Dios; y al morir físicamente, el hombre tiene una separación del cuerpo con el alma. 

Mateo 10:28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

Por eso Dios mandó a su hijo para que esa separación sea unificada con Elohim (Trinidad); de lo contrario el hombre morirá. Será separado de Dios eternamente. Al estar en Jesús se restaura la división y ya no hay separación con Dios el cual es el SUMO-BIEN; pero, morir sin Cristo es estar separado de Dios y significaría para ti el SUMO-MAL.

El deseo del Padre Celestial, así como del Hijo y el Espíritu Santo, es ser y estar juntos por la eternidad (Juan 17:20-24).

Al hombre se le olvida quién es él y quién es Dios. Tan comúnmente he escuchado a gente hablar de Dios como si hablara de cualquier cosa o, peor aún, como si se tratara de un enemigo. No es hasta que el desastre llega a su puerta cuando entonces hablan e invocan a Dios de una manera un poco más amable y en una solicitud de ayuda.

Su actitud hacia Dios debe de ser en todo tiempo reverente, pronta, humilde y agradecida.

Reverente, porque Dios no es cualquier ser, Él es porque quien vives y en su mano está el matarte una vez, o dos, si tu destino es el lago de fuego.

Éxodo 24:17 Y la apariencia de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel.

¡Piensa! Dios no te necesita para nada y aun así te permite pisar su tierra, comer las delicias que produce la tierra y que son de Él, respirar su aire, etc.; y, además, te ofrece estar con Él.

Pronta, porque el creyente, como el no creyente, somos tardos en responder al llamado o advertencia de Dios. Por eso el creyente adolece Proverbios 3:12 «Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere.»

1 Corintios 11:30-32 «Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.»

Humildemente, porque lo contrario de humildad es soberbio, altanero, arrogante, altivo, orgulloso. Y mire lo que dice Dios de esta actitud:

Salmos 119:21 «Reprendiste a los soberbios, los malditos, Que se desvían de tus mandamientos.»

Santiago 4:6b «Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.»

Un corazón altanero dice: – «no necesito a Dios», cuando por la pura gracia de Dios esa persona respira. Pero ya le llegará. Muchos dicen como Faraón: – «yo no lo conozco»; pero, como dice mi sobrina: – «…pero, ¡lo van a conocer!».  

Una persona humilde dice: «Sí Señor, hágase tu voluntad…» y lo glorifica no importando sus circunstancias. Mire a Job:

 Job 1:21 y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.  

Mire a Lázaro y el rico. Ninguna palabra dijo Lázaro en la historia que relató Jesús en Lucas 16:19-31 —a pesar que Lázaro sufría de las llagas que cubrían su piel, que comía del desperdicio del hombre rico, que era vagabundo y aparentemente sin casa y que murió de la manera más triste para cualquier ser humano—, pero su corazón estaba confiado en Dios y su despertar fue glorioso, llevado por los ángeles al paraíso. En cambio, el rico que, era “autosuficiente”, después de ser separado del cuerpo, su alma despertó a una realidad diferente. Alzó sus ojos y se encontró estando en tormentos.

Agradecidamente. Sin duda Dios es bueno; y todo tiene un final feliz a los que le aman. 

Romanos 8:28 «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.»

Mateo 13:43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.

Romanos 8:38-39 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

¿Es tu actitud con Dios correcta en medio de la crisis?  

¿Continua tu actitud correcta después de la crisis?

Escucha este consejo de parte de Dios:

Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.

Isaías 55:6

El carácter espiritual en tiempos difíciles

Por: Edgar Hernández

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; (Hebreos 1:1-2)

Muchos, alrededor del mundo, están escuchando con mucho cuidado a sus gobernantes, doctores, youtuberos, infectados y demás; pero, siguen sin escuchar a Dios. Dios nos ha hablado a través de Su hijo Jesús.

Definitivamente Dios nos está hablando. Los cines, centros comerciales (Mall of America), teatros, deportes, gimnasios, etc. todo eso está cerrado; pero, recuerde que como hijos de Dios lo que no está cerrado es la entrada libremente al Padre Celestial.

Hebreos 4:16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Pase lo que pase estás y estarás en las manos de Dios y además nada pasa sin su previa autorización porque Él es el Rey de reyes y Señor de todo visible e invisible.

Filipenses 4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

La primera acción que debemos de tomar ante cualquier circunstancia en la vida es no estar en un afán. Y ¿Qué es afán? Afán: Apuro, aprieto o necesidad extrema.

¿Se imagina no tener afán, apuro, aprieto, extrema ansiedad de lo porvenir? Esto parece imposible, pero la tendencia de la carne es preocuparse por el trabajo, cuentas por pagar, qué comer, la muerte etc. Aquí el apóstol Pablo nos recomienda cambiar nuestras ansiedades en oraciones. Cuando comience a preocuparse, aproveche para ponérselo en las manos de su Padre Celestial.

Cuando usted se preocupa es porque está poniendo esa carga en sus hombros y está desconfiando en que Dios es quien tiene el control absoluto.  Permítase experimentar milagros asombrosos y maravillas en estos tiempos. Espere a ver cómo Dios obrará con emoción y expectativa.

Estas no son meras palabras. Lo he experimentado a través de mi vida. Como ya lo he dicho antes, crecí en extrema pobreza, al grado que muchas veces no sabía si comería en la siguiente comida; y nunca nos faltó alimento. Mi mamá tenía una tablita en la “cocina” donde ponía lo que había de comer y, aunque la tablita siempre estaba vacía, Dios siempre proveyó porque lo que NO estaba vacío era la confianza de mis papás en Dios.

Como decía mi papá: «cuando vienen cosas malas y difíciles a nuestra vida, nuestro primer deseo es salir lo más rápido posible del dolor, angustia, ansiedad o la situación difícil; pero, sin aprender nada». 

No desaproveche esta oportunidad difícil y aproveche esta situación para crecer su intimidad con Dios.

Pregúntese: 

  • ¿De qué manera me está hablando mi Padre Celestial en mi vida personal?
  • ¿Qué quiere de mí? 
  • ¿Qué quiere de mi familia? 
  • ¿Qué cambio necesito hacer?

Los grandes héroes de la fe se encontraron con grandes retos y pasaron por muchos apuros e inciertos de su futuro en sus vidas; pero, Dios los mantuvo a pesar de las duras circunstancias que pasaron.

  • El primer gran desastre universal fue el diluvio y Dios salvo a Noé. Noé manifestó confianza y creyó aun cuando nunca antes había visto caer ninguna gota de agua en toda si vida —y hubo un gran cambio ambiental desde ese entonces—.
  • En los tiempos de Abram hubo hambruna en toda la tierra y Dios lo mantuvo (Génesis 12:10 Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra.)

Hermanos, este no es el fin, pero sí es un nuevo comienzo en cómo nos relacionamos con Dios. Muchos ahora oran sin tener una relación previa con Dios. Tristemente solo se acercan a Dios porque no quieren ser infectados o morir, pero no por una relación estrecha y una relación que dure toda la vida. Que eso no pase con ustedes. Que esta relación con Dios crezca a una nueva etapa espiritual.

Tal vez ahora muchos de ustedes oran más que antes; pues, que eso no pare. Tal vez alguno de ustedes ahora lee más la Biblia; pues, que eso no pare. Tal vez alguno de ustedes escucha más atentamente la palabra de Dios a través de las predicaciones; pues que eso no pare.

Filipenses 4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

La segunda acción que debe de hacer todo hijo de Dios es poner nuestras peticiones con ruego a Dios.

¿Por qué con ruego? Tal vez muchos pueden mal interpretar esta acción y decir: «¿Por qué Dios quiere que le roguemos?» «¿Qué no ya sabe lo que necesitamos?» Claro que Dios sabe lo que necesitamos, pero en circunstancias difíciles como las que estamos experimentando sale lo que realmente está en el corazón.

Dice Mateo 12:34b «…de la abundancia del corazón habla la boca». Entonces, ¿Cómo te diriges a Dios con humildad o con resentimiento o demandando?

Rogar, en este caso, es hacerlo con un corazón verdaderamente quebrantado y dispuesto a cambiar de actitud hacia Dios y sus mandamientos.

Rogar1. tr. Pedir algo a alguien como gracia o favor.

El amor de Dios sobrepasa nuestro entendimiento. La primera oración que Dios contestó en la Biblia fue de un hombre malo, homicida y necio: 

Génesis 4:13-15Y Caín dijo al SEÑOR: Mi castigo es demasiado grande para soportarlo. He aquí, me has arrojado hoy de la faz de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré vagabundo y errante en la tierra; y sucederá que cualquiera que me halle me matará. Entonces el SEÑOR le dijo: No será así; {pues} cualquiera que mate a Caín, siete veces sufrirá venganza. Y puso el SEÑOR una señal sobre Caín, para que cualquiera que lo hallase no lo matara.

Si Dios le contestó la petición a un hombre como Caín que fue el primer hombre en derramar sangre inocente y la de su hermano y que no cambió su corazón y nunca pidió perdón a Dios por lo que hizo —y que desde nuestra perspectiva no merecía nada más que la muerte por haber hecho lo que hizo— , y puso una señal para que nada le pasara, mucho más a usted y a mí Dios nos ha sellado con su Espíritu santo para que nada nos ocurra.

Filipenses 4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

El tercer aspecto es ser agradecido —oración con acción de gracias—.

Tal vez usted podría decir: «¿Cómo dar gracias si está muriendo gente y otras se están enfermando?» Hermano debemos ser agradecidos porque de todo esto Dios tiene un plan de bien. Dice Romanos 8:28 [Más que vencedores] Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

El resultado de poner todos los afanes en oración a Dios es: «“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Filipenses 4:7»

La vida espiritual

Por: Edgar Hernández

Muchas personas son tan pobres que lo único que tienen es dinero.

Conozco una persona que tiene mucho dinero y propiedades aquí en Minnesota y es una de las personas que más se queja, se siente triste y es muy enojona. En cambio, mi esposa me platicó que conoció a una mujer en extrema pobreza. Su vestido, aunque era limpio, era muy gastado; tenía 10 hijos que mostraban necesidad en sus vestimentas; esa mujer era creyente en un pequeño pueblo de Guatemala. Mi esposa me comentaba que esa mujer irradiaba un gran gozo y tenía una sonrisa muy hermosa y sincera y no ocultaba la falta de dientes y el cuidado de los mismos. Mi esposa me dijo que esta mujer parecía que tuviera un trillón de dólares en el banco —aunque en realidad no tenía nada—.

¿Cuál es la razón que estas dos personas mostraban dos actitudes muy diferentes ante la vida? Una tiene “todo” y pareciera que no tiene nada y la otra no tiene “nada” y pareciera que tiene todo. Creo que la respuesta la podemos ver en lo que dijo San Agustín de Hipona: «Donde está Dios no hace falta NADA, pero donde no está Dios hace falta TODO».

La razón por la que no eres feliz con todo lo que tienes es porque no tienes al TODO, al Espíritu Santo. Jesús le dio al hombre todo lo que necesitaría en esta vida: VIDA ETERNA a través de su Espíritu. 

Recordemos que sin Dios estamos muertos.

Efesios 2:1 nos dice: «Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados».

Sabemos que para este cuerpo todo es cuestión de tiempo… y para aquel que ha depositado toda su confianza en Jesús NOS ESPERA la vida eterna. Viviremos más “tiempo” siendo espirituales que siendo carnales.

La Palabra de Dios se tiene que discernir espiritualmente. La Palabra de Dios es la mente infinita de Dios revelada a mentes finitas, pero con capacidad espiritual de abrir misterios que solo le son dados a aquellos que cavan a profundidad.  Jeremías 33:3 dice: «Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces».

El que no es espiritual nada de la Palabra de Dios le llama la atención.  Le emociona más unos tenis nuevos que leer la Palabra de Dios; Le emociona más ir a una fiesta que a la iglesia; disfruta más andar con malas amistades que una intimidad en oración con Dios.

«Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.» Juan 3:6

Por eso, cuando Dios le hace nacer espiritualmente usted deja de tener una nacionalidad terrestre y su ciudadanía ahora es celestial. Y no solo eso, usted deja de ser un mexicano, colombiano, venezolano, puertorriqueño; color, estatus, posición etc. Ahora la historia bíblica se fusiona con mi historia y vengo a ser parte de la historia de Dios.

«Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;» Filipenses 3:20

«Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.» 1Corintios 12:13

«Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.» Gálatas 3:28

Para ser espirituales se requiere de tres factores:

1.- REGENERACIÓN. Nadie puede ser espiritual sin haber primeramente recibido la vida espiritual que Dios otorga libremente a toda aquel que cree en el Señor Jesucristo como su único y suficiente salvador.

 «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;» Juan 1:12

2.- SANTIFICACIÓN. Recuerde que fuimos salvos por gracia. Gracia es un acto de Dios; es un favor inmerecido; porque no hay nada bueno en mí, ni ningún acto bueno que Dios haya decidido salvarme de la condenación eterna.

«Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.» Isaías 64:6

Todos los méritos no son míos, sino los que ha hecho Jesucristo a mi favor y por mí. La gente anda buscando algún mérito y no lo hay sino solo por medio de Jesús. Las buenas obras son requeridas a todos… por eso será el gran juicio. 

«Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.» Miqueas 6:8

La santidad es posicional y progresiva. 

«Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.» Gálatas 5:17 

De nosotros dependerá cuánto control le demos a la carne o al espíritu de Dios.

 «No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,» Efesios 5:18 

El vino toma control absoluto del individuo; pero de la misma manera, si lo permitimos, el Espíritu Santo puede tomar llenura de control en nosotros. El ser llenos del Espíritu significa ser controlados por el Espíritu. Y el espiritual actuará en la forma que el Espíritu le indique.

Filipenses 1:21 «Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia». No dice ahora que soy salvo el vivir es disfrutar como yo quiera la vida… mas bien viviré para agradar a mi Padre.

3).- MADUREZ ESPIRITUAL. Para obtener la madurez espiritual curiosamente el tiempo no es un factor necesario. No es el tiempo que regula la madurez, mas bien es la relación íntima que una persona pasa con Dios orando, leyendo Su palabra y dejando que el Espíritu Santo tome control en sus tendencias pecaminosas.

Sin control completo y continuo del Espíritu Santo no puede llegar a ser maduro espiritual. Una manera de comprobar tu madurez espiritual es el control que tienes sobre el pecado, la acción a hacer el bien y desechas toda duda que pueda venir hacia la Palabra de Dios.

Juan 10:10b «…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia».  Ahora se entienden las palabras de Jesús cuando dijo que ‘tengan vida porque nuestra condición espiritual era muerta y con él es vida eterna’. 

¿Ya eres vivo espiritual? Busca congregarte y, buscando la verdad, te hará verdaderamente vivo y libre.

¿Qué tipo de discípulo soy?

Por: Edgar Hernández

Leer: Mateo 8:18-22

Ser discípulo significa desacomodarme para que el Reino Dios se acomode en mí. 

Jesús nunca dijo que el precio del discipulado sería barato; implica un precio elevado. La persona en Mateo 8:19 dijo: «te seguiré adondequiera que vayas».  ¿Usted está dispuesto a seguir a Jesús dónde quiera que vayas? ¿…qué tal la CRUZ?

Seguir a Jesús es más que una emoción; es una decisión. Por eso, el cántico que cantamos en los bautismos dice: «He decido seguir a Cristo, he decidido seguir a Cristo… No vuelvo a tras, no vuelvo atrás». Lucas 9:62, dice: «Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios».

En la historia que narra Mateo 8:18-22 hay otro que quiere seguir a Jesús, pero le pone una condición: «Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre». Este pasaje no se refiere a que el padre de este hombre ya hubiera muerto, sino que esperaría hasta que el padre muriera y así él estaría “libre” de seguir a Jesús. Muchos que quieren seguir a Cristo no lo hacen en toda su vida porque hay alguien que se los “impide o impidió”; y la triste realidad es que nunca llegaron, llegan o llegarán a ser un discípulo de Él. Una joven madre me dijo: «a mí me gustaría ir a la iglesia, pero a mi hijo no le gusta». Muchos posponen toda su vida lo eterno. 

Cristo nos da una gran lección: nada ni nadie nos debe detener para alcanzar lo eterno. De ahí la fuerte respuesta del Maestro en el verso 22: «Deja a los muertos que entierren a sus muertos». En otras palabras: que los muertos espirituales sepulten a los muertos físicos.

En un punto de su ministerio Jesús tuvo 70 discípulos (Lucas 10:1), pero después muchos de esos discípulos lo dejaron (Juan 6:60-71).  La Palabra también habla de los discípulos “secretos”, como: José de Arimatea (Juan 19:38) y Nicodemo (Juan 19:39). Estaban los que le seguían de cerca: los 12 discípulos (Lucas 6:13); y de los 12 eligió a solo tres para revelarles cosas que a los otros no les mostró (Mateo 17:1-3). Y también eligió a judas, al que le traicionó por unas monedas (Juan 13:25-27).

Déjeme explicarle un poco acerca de los discípulos de acuerdo a la siguiente gráfica:

Secreto = aquel que por miedo no proclama el evangelio

Montón = si algo no les parece, se van/ dejan/ abandonan la carrera

Escogidos = son y están dispuestos

Íntimos = van más profundo en la intimidad con Dios

Judas = son los que intercambian a Jesús por los placeres temporales del mundo, son tropiezo afuera y dentro de la iglesia de Cristo.

Entonces, concluyo preguntándole ¿qué tipo de discípulo es usted?

¿El secreto, del montón, de los escogidos, de los íntimos o Judas?

La voz de Dios

Por: Edgar Hernández.-

¿Alguna vez has escuchado la voz de Dios audiblemente?

Yo tendría unos 19 años de edad cuando tuve una experiencia así viajando en el «brincolín» —como apodábamos a los camiones urbanos (autobuses) ya que no paraban de brincar de tantos baches en el camino—.

Yo soy originario de Acapulco, Guerrero, México, un lugar muy conocido a nivel mundial por sus playas, arena y sol.

Sin embargo, dentro de la ciudad y lejos de la zona turística, se vive como en cualquier otro lugar.

Para los que no son de esta ciudad y puerto mexicano ubicado en la costa sur del país, quiero describirles un poco lo que era para mí usar el transporte público en el año 2000.

Viajar en un «brincolín» era toda una experiencia.

En ese año los periódicos locales mencionaron que de las cinco peores ciudades para manejar que había en el país, Acapulco era la segunda.

Los grandes camiones de más o menos 50 pasajeros, competían —y compiten— entre ellos por el «pasaje» como si fuera un trofeo. En mi opinión, creo que ellos llegarían más rápido que una ambulancia en una emergencia.

En ese entonces, las calles que eran tan solo de dos carriles, muchas veces se convertían en tres porque de vez en cuando entraba un tercer «brincolín» en la competencia por ganar al siguiente usuario.

Para añadirle más emoción a la experiencia, como la ciudad está situada en cerros, abundaban las curvas peligrosas, las cuales parecían líneas rectas ya que los conductores rebasaban sin la menor precaución. De algunos choferes yo tenía la sincera impresión que estaban bajo influencia de algo no tan legal, así es que valía la pena encomendarse a su mejor santo para librarse de caer encima de otro pasajero, o peor aún, en el fondo de un barranco.

En el interior del camión la historia no podía ser mejor. Llevaban música no ecualizada a todo volumen al grado que era muy difícil hablar con alguien; tenías que acercarte o adivinar que decían sus labios para seguir la conversación.

Como ya mencioné, siendo una ciudad costera del Océano Pacífico, la humedad y el calor dentro del autobus provocaban un estado invernadero natural y la transpiración de las personas comenzaban a expedir olores que no estarían en la categoría de afrodisiacos.

Y qué decir del bullicio de las personas hablando queriendo ganarle a la música estruendosa, se escuchaban como un zumbido de enjambre de abejas.

Abrir la ventana era una opción, aunque no la mejor si querías ir leyendo. Afuera, negocio tras negocio anunciaban sus productos con gran entusiasmo. Algunos los gritaban, mientras que otros usaban grandes bocinas para tener mayor alcance.

De vez en cuando se subían vendedores ambulantes con los productos «milagrosos» al mejor precio del mercado, y no podían faltar los artistas locales cantando o tocando regularmente con un güiro —hecho de una botella de vidrio de Fanta [refresco]— o una guitarra.

Mientras el camión avanzaba a toda velocidad y el aire húmedo pegaba en tu rostro —si ibas en la ventanilla—, podías escuchar la música a todo volumen saliendo de las casas, como si los residentes tuvieran el compromiso de compartir contigo sus canciones favoritas —cuyo mensaje hablaban de drogas, mujeres, borracheras, «amor», engaños, muerte, maldiciones, groserías, doble sentido, sexo, «desamor», odio, etc—, y que subconcientemente representaban el estilo de vida y la educación que recibían a través de las letras y ritmos de las canciones.

En medio de todo ese bullicio cotidiano que de alguna manera trataban de cautivar mi mente, acostumbraba sacar mi Biblia de bolsillo y leer mientras viajaba en el «brincolín».

Recuerdo que leía el libro de Éxodo capítulo 32. Cuando llegué al verso 9, que dice: 

«Dijo Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz…», la voz de Dios retumbó tan fuerte que enmudeció automáticamente todo el ruido a mi alrededor. Parecía como si una gran bocina surgiera del cielo y comenzara a hablar.

Brinqué de espantó y cerré inmediatamente la Biblia. Yo miraba para todos lados con ojos desorbitados esperando ver la reacción de todo el camión que seguramente habían oído lo mismo que yo, pero cada quien seguía sumergido en lo suyo. Solo yo había escuchado esa voz.

Nunca me imaginé escuchar a Dios así de claro. Fue tan increíble, pero a la vez extraño, que en vez de causarme felicidad, gozo y orgullo de haber oído al Todopoderoso, realmente me causó un espanto y temblor.

Pude identificarme con los israelitas en el desierto cuando escucharon la voz de Dios como sonido de bocina pero magnificado en toda la expansión del cielo.

Dice Éxodo 20:18-19: «Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos».

Concuerdo con los israelitas que decían: «su voz retumba y cimbra la tierra». Escuchar la voz de Dios hablándome a través de la frase «es pueblo de dura cerviz», me hizo sentir como estar en un pre-juicio. Me dio escalofríos verme en la situación que describe Hebreos 10:31: «¡¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!»

Después de esa experiencia tan vivida en vez de continuar leyendo me causó un temor reverente tan serio que tardé casi un mes sin abrir la Palabra de Dios (Biblia). La razón fue la potente voz, que fue tan real y poderosa como nunca había escuchado otra y realmente me impactó.

Hoy, a mis 35 años y después de muchos encuentros con la voz de Dios, sigo recordando como si fuera ayer aquella vez hace 16 años y darme cuenta que seguimos siendo de dura cerviz.

Tengo la certeza que así como lo escuché, un día le veremos cara a cara y le oiremos. Qué sensación más increíble será escuchar a Dios hablando con una bocina del tamaño del universo.

Y, por increíble que parezca, la voz de Dios ahora es vista:

«Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras.» Salmos 19:4

«Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.» Salmos 19:1

Oída:

«…un silbo apacible y delicado.» 1 Reyes 19:12c

y aun sentida:

«porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.» Romanos 1:19-20

Por lo tanto nadie tendrá excusa de no haberle visto, oído y sentido.

Busca a Dios ahora mientras pueda ser hallado. Dice Amós 5:4 «…buscadme, y viviréis».

Dios te sigue hablando, ¡escúchalo!

«Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo [Jesucristo]… » Hebreos 1:1-2

«Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. » Mateo 17:5∞

Lágrimas de un padre

Por: Edgar Hernández.-

Todo comenzó desde que tenía siete años de edad. Fue cuando el Señor puso en mi corazón que mi primer bebé sería niño y le pondría por nombre Zain, que es mi segundo nombre.

Yo se lo dije a mis padres, los cuales se admiraron en cómo un niño de 7 años pensaría en su primer hijo y en su nombre —aún sin saber si me iba a casar y si podría tener hijos—.  Así que decidí que cada juguete que me regalaran lo guardaría para dárselo a él.

Cada año el Señor me afirmaba ese sentir. Conforme iba creciendo pensaba que mi hijo se parecería a mí. Yo decía «tal vez se parezca en mis ojos, tal vez en mis labios o en mi nariz».

Con el paso de los años me casé con mi esposa Amy y, siendo ella americana blanca con ojos azules, provocó en mí más expectativas de saber cómo sería el bebé. Quería que se pareciera a mí —aunque hay dos cosas físicas de mí que nunca me han gustado. La primera es la cicatriz que dejó una enfermedad en la parte de atrás de mi cabeza y la segunda son mis orejas las cuales están ligeramente dobladas y chiquitas—.

A las 19 semanas de gestación la enfermera podía decirnos cuál sería el sexo del bebé pero convencí a Amy que fuera sorpresa.

Cuando mi esposa tenía 21 semanas de emba-razo, el 5 de septiembre, llegó del trabajo y empezó a sangrar de repente. Fuimos inmedia-tamente al hospital de la mujer y en menos de 5 horas el bebé estaba por salir.

Para Amy y para mí fue algo inesperado, el doctor nos dijo que si hubiera estado 2 semanas más podría vivir.

«¿Vivir…? o sea que… mi hijo… está…» pensé yo.

Las contracciones se hicieron más fuertes y frecuentes y el bebé nació el viernes a las 11:06 pm del mismo día.

Lo que era sorpresa dejaría de ser cuando lo vi salir y vi que era un niño. Lloré tan fuerte como mi corazón me dejó hacerlo, porque para mí no era sólo un niño común y corriente, sino el que Dios puso en mi corazón desde que yo tenía siete años de edad.

Después de controlarme un poco fui y empecé a ver sus ojitos, su nariz y sus labios.  Yo decía «se parece a Amy», y después vi sus orejitas y eran iguales a las mías. Lloré aún más porque eso antes no me gustaba de mí pero ahora tenía un nuevo sentido, ahora las veía hermosas pues las tenía mi amado hijo.

Fue una época amarga porque el hijo que Dios me había prometido en mi niñez yacía muerto en mis brazos. No pudo sobrevivir.

Por un momento pensé en no ponerle el
nombre Zain, pero después que todos nos
dejaron solos con el bebé, tuvimos un momento de oración sosteniendo el cuerpecito inerte de nuestro hijo y agradecimos, Amy y yo, a Dios por él y al terminar de orar Dios nos afirmó a los dos que el nombre del niño sería Zain.

Toda esa noche no pude dormir pensando en el dolor cósmico que tuvo Dios por su único hijo amado, Jesucristo. Aunque mi bebé había nacido muerto, yo no le iba a negar el nombre que desde los siete años pensé ponerle, y vino a mi mente lo importante que era para Dios ponerle Emanuel a su único Hijo sabiendo que llevaría todo el pecado del mundo.

Isaías 7:14b dice, «y llamará su
nombre Emanuel (que significa: “Dios con nosotros”)».

Por la santidad del Padre lo tenía que abandonar y pensé en el sufrimiento del Padre al dejarlo y no poder hacer nada por su único Hijo. Me identifiqué al ver a mi amado bebé morir y no poder hacer nada.

Debemos estar agradecidos a Dios por su amor al darnos a Su único y amado Hijo, Jesucristo.

En esas 21 semanas pudimos soñar con él, imaginar su carita y desear tenerlo con nosotros. Ese deseo de querer tenerlo, soñar e imaginar su cara debe de ser el deseo de conocer más íntimamente a Dios por medio de su Palabra, la Biblia.

Cuando un hombre o mujer pierde a su pareja se le llama viudo(a); cuando los niños pierden a sus papás se les llama huérfanos; pero cuando los padres pierden a su(s) hijo(s) no hay palabra que pueda describir tal situación. Así de doloroso es cuando un Padre pierde a su hijo.

Zain nos recordó que debemos honrar a Dios porque nos ama tanto que sacrificó a su Hijo unigénito. A Dios sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.∞

La mirada espiritual

Por: Edgar Hernández.-

En el 2005 pisé por primera vez un museo de arte —fue en la ciudad de
Chicago—. El edificio tiene un «estilo barroco». Por dentro, el arte estaba dividida por periodos de tiempo.

Allí me di cuenta que el arte ha ido evolucionando con el paso del tiempo, así como la manera de apreciarla. Por ejemplo, noté que las salas donde había pinturas de artistas de renombre estaban relativamente vacías, mientras que en la sala de arte contemporáneo era el más concurrido.

En esa sala estaba la exposición más sobresaliente que aparentemente todos querían ver. Consistía en un cuadro enorme —como 2 metros de alto por 3 de ancho—, todo blanco y en el centro lo que parecía ser una gota negra. Lo vi y pensé: «¿eso es todo?». Pero muchos se ponían la mano en la barbilla, movían la cabeza en afirmación, agudizaban la vista, y aparentaban entender el cuadro.

Así pasa en el diario vivir. El ser humano ha ido perdiendo la manera de contemplar el verdadero arte que Dios nos da cada día por medio de la exuberante belleza de las flores, los paisajes, los ríos, cascadas, los mares, las estrellas, el detalle en cada animal y la obra maestra en cada organismo vivo incluyendo nuestro propio cuerpo.

La mirada espiritual

Lo mismo sucede en el mundo espiritual. Para poder empezar a ver espiritualmente usted necesita tener al Espíritu Santo. Él le comenzará a enseñar. No es una receta o fórmula; Él tiene la multiforme manera de enseñar (1 Pedro 4:10). Una de nuestras metas es llegar a ver con nuestros ojos espirituales.

En la Biblia tenemos muchos ejemplos. Uno de ellos fue Moisés, que cuando las circuns-tancias fueron adversas desde su nacimiento (Éxodo 2:3), la mirada espiritual de sus padres le ayudaron a sobrevivir al mandato del Faraón de matar a todos los niños menores de dos años (Hebreos 11:23). Ya grande llegó a salir de Egipto con un cuarto de millón de judíos.

La Palabra dice en Hebreos 11:27: «Por fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible». La Biblia no sólo usa la palabra «ver», sino «ver al Invisible», algo imposible para el ojo físico.

La mirada espiritual en fe produce hombres y mujeres que retan a la razón humana.

¿Se preocupa por no poder mantener a una familia de diez? Pues Moisés, con su mirada puesta en Dios, mantuvo a más de 600 mil personas.

Esteban, otro personaje bíblico, fue el primer mártir de la iglesia primitiva. Injustamente fue juzgado (Hechos 6:9-15), fue llevado afuera de la ciudad y apedreado hasta morir. Pero antes de su muerte, pasó algo que quedó grabado en la historia para siempre. Dice Hechos 7:55 y 56: «Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: “He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios”».

¿Qué mira usted en las peores circunstancias de su vida? ¿Mira la muerte, droga, el hambre, soledad, alcohol, desastre en su matrimonio? ¿Siente que no hay solución para su vida?

¿Que vio Esteban antes de morir? Sus ojos estaban puestos en lo invisible, que para él era perfectamente visible. ¿Qué era visible? Jesucristo puesto de pie en los cielos.

La única vez que usted pone su mirada al cielo es cuando se va a dormir, pero no pasa del techo de su recámara. Le animo a que comience a mirar más allá del techo y haga esta oración: «Jesucristo, Hijo de Dios, ven a mi vida, yo quiero mirarte y conocerte. Amén».

Créame, si la oración es sincera usted comenzará a mirar diferente.∞

Dios es real

 

El 23 noviembre de 2004, el casino de Internet GoldenPalace compró en eBay, por un precio de 28 mil dólares, un sándwich de queso fundido —hecho en 1994 por la vendedora Diana Duyser—, con la “imagen de la Virgen María”.

Es claro que el hombre tiene una sincera necesidad de Dios. Pero también, una oscura necedad por sustituirlo.

Unos lo hacen en los vicios —alcohol, drogas, etc.—; otros, en las compras compulsivas; otros, obteniendo grandes cantidades de dinero, no importando qué consecuencias les traiga; otros, llenando con tatuajes y perforaciones su cuerpo; otros, con sexo fuera del límite y lo normal; etc.

Tal vez usted dirá: “yo no hago nada de eso”.

Pero, ¿busca a Dios con todo su corazón, como lo hacía el rey David, que decía: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía ”?.

La triste realidad es que usted, consciente o inconscientemente, busca esa sustitución del Dios verdadero por otra cosa. Y ahí, mi apreciado amigo, comienza la autodestrucción.

Yo lo he experimentado en mi propia vida.

En el 2000, cuando llegué a Minnesota, tenía 20 años de edad. Mis ojos brillaban de deseos profundos, como hacerme de mucho dinero. Mi ÚNICO enfoque era ese. Se volvió una obsesión, al grado de buscar la oportunidad de trabajar dos tiempos completos y uno parcial.

Hasta que, con mucho amor y misericordia, Dios me habló con su Palabra: “No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste. “Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día”.

Dios nos ha dado mentores, quienes prefirieron la sabiduría del Señor de señores antes que la ciencia de este mundo:

Sadrac y sus amigos: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará ”.

Job: “Y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios”.

David: “…en la casa de Jehová moraré por largos días ”.

Pablo: “porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día ”.

Este mundo es de decisiones constantes y diarias. No hay mejor elección que seguir la ÚNICA VERDAD, que es JESÚS (Juan 14:6).

¿Dónde está tu mirada, en el futuro de esta tierra o en la eternidad con Jesucristo?∞

¿Por qué estamos aquí?

Por: Edgar Hernández.-

¿Tiene sentido levantarse todas las mañanas y hacer lo mismo que ayer?  Bañarse, desayunar, lavarse los dientes, salir corriendo al trabajo, regresar, volver al segundo trabajo, llegar a las 11 o 12 de la noche súper cansado(a); y los fines de semana, desahogar la rutina con baile, sexo, droga, alcohol, cine, fiestas, compras, etc. Lo haces por algunos años hasta que el cuerpo se cansa y piensas: “no da gusto vivir tantos años” (Eclesiastés 12:1).

La vida no es sólo trabajo que produce dinero.  La Pala-bra de Dios dice: “realmente, en esta vida nada ganamos con tanto trabajar” (Eclesiastés 1:3). “En esta vida todo tiene su momento; hay un tiempo para todo” (3:1).

Nos preocupamos por saciar lo temporal y nunca nos sentimos saciados (Eclesiastés 6:7). 

Estar en este mundo no fue una coincidencia. No fue por la pasión desenfrenada de tus padres o el descuido de no usar preservativos; fue porque Dios ya tenía planeado que tú existieras en este mundo, en esta época y en las circunstancias que te encuentras… ¿Por qué?

Porque quiere darte la oportunidad de conocerlo y recibir el maravilloso regalo de la salvación.  “[Dios] todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos [humanidad]”, Eclesiastés 3:11. 

¿Por qué estás en este mundo? Para que tomes la decisión más importante de tu eternidad, ¿cuál es esa decisión? La Biblia dice: “pues si ustedes reconocen con su propia boca que Jesús es el Señor, y si creen de corazón que Dios lo resucitó, entonces se librarán del castigo que merecen (Romanos 10:9)”.

¿Y eso es todo? La busqueda no termina. Debes de congregarte en un lugar donde se hable la Palabra de Dios fielmente —Preferentemente Iglesias Cristianas (Hebreos 10:25)—.  La costumbre de algunos es ir sólo cuando hay bodas, bautismos o a su propio funeral. Un día tu vida terminará y comenzará tu eternidad (Hebreos 9:27). 

¿Por qué estás en este mundo? Para hacer una muy delicada decisión, buscar a Jesucristo y vivir para Él.  De eso depende donde estarás tu eternidad” (Mateo 25:31-33). 

¿Ya tomaste la decisión?.∞