‘ME SALIÓ EL TIRO POR LA CULATA’

Por: Pastora Dora Quirarte

¿Alguna vez has escuchado el dicho: «me salió el tiro por la culata»? 

Seguramente sabrás que esta frase significa que algo no ha salido como esperabas; es decir, que has hecho algo esperando un resultado y resultó todo lo contrario.

En mi caso, te contaré dos experiencias donde «me salió el tiro por la culata».

La primera —la recuerdo como si fuera ayer—, fue que me quise burlar del pastor de la iglesia donde me congregaba. Un grupo de adultos y jóvenes de la congregación se estaban preparando para ser bautizados. Al enterarme, yo también quise bautizarme. Fui con el Pastor y me dijo que tenía que cumplir algunos requisitos, tales como: mi manera de vestir, etc., así como tomar algunas clases para comprender el propósito del bautismo. Acepté y entré al grupo de los que serían bautizados. Al despedirme del pastor, inmediatamente comencé a pensar y a reírme porque, según yo, había logrado engañarlo haciéndole creer que iba a cumplir con los requisitos. Llegó el día esperado de los bautismos. El Pastor nos da las últimas recomendaciones. Hicimos una línea esperando el turno para ser bautizados. Cuando por fin me tocó entrar al río para ser bautizada, el Pastor me sumergió en las aguas y al emerger sucedió algo que yo no me esperaba: empecé a hablar en lenguas. Yo no sabía qué estaba pasando conmigo; todo mi cuerpo temblaba y estaba asustada y confundida. Puedo decirte que desde ese día mi vida no volvió a ser la misma. Comencé a leer la Biblia; mi manera de vestir cambió; empecé a orar; hablar en otras lenguas; tener sueños reveladores; compasión y sobre todo amor por la gente.

En pocas palabras, el plan que yo tenía en mi mente no resultó como lo esperaba, sino todo lo contrario. Me había salido el tiro por la culata.

‘Me salió el tiro por la culata’ apunta su origen al siglo XV cuando las armas  empezaron a utilizarse en los campos de batalla. Estas se cargaban con mucha pólvora lo que provocaba que la combustión fuera mayor a la esperada rompiendo así el cañón y dando de lleno al tirador que hacía el disparo con la parte trasera del fusil (culata). 

La segunda anécdota se remonta a mi tiempo como presidenta de los jóvenes. En ese entonces hubo una joven que no estaba muy contenta de que yo hubiera sido elegida como la líder; así es que ella comenzó a planear cómo sacarme del cargo y para eso recolectó firmas suficientes para lograr su cometido. En una reunión la joven comenzó a leer la lista de los nombres de los que habían firmado y terminó diciendo: «Dorita, no queremos que sigas como presidenta». En eso estaba cuando de repente tocaron a la puerta y apareció en escena otra joven que dijo que Dios había sido el que «me había elegido [a mí], y no el hombre, para estar como presidenta de jóvenes». Entonces pasó algo inesperado; la consejera de los jóvenes determinó que esta joven no continuaría ejerciendo su cargo. ¡Woooooow! Le había salido el tiro por la culata. 

Esta anécdota me recordó al jefe de gobierno del rey Asuero, Amán —que se encuentra en el libro de Ester—, quien planeó cómo ahorcar a Mardoqueo y terminó él siendo el ahorcado. (Ester caps. 3-5)

Amado lector, estas dos anécdotas que narré, me enseñaron que cuando nos gana el enojo, el coraje, la envidia, los celos, o cualquier otra emoción o sentimiento, las decisiones que tomemos serán equivocadas y lo único que lograrán es que nos salga el tiro por la culata. 

Te invito a ti querido lector —y yo me incluyo—, a que meditemos siempre, que pensemos en no tramar o hacer algo malo para alguien; porque no vaya a ser que nos salga el tiro por la culata. Mas bien, busquemos a Dios en oración y leamos su palabra para ser guiados por Él; para saber Su perfecta voluntad en nuestras vidas.

Tiempo de Alegría.