Por: RGO.-
La Teología Ambiental tiene que ver con el aspecto mayordómico responsable de nuestro entorno: La tierra, las aguas y la atmósfera. Por supuesto que me refiero a la ECOLOGIA como la ciencia que estudia las relaciones existentes entre los seres vivientes y el medio en que viven.
De hecho, entre la decena de partidos políticos que existen en México, hay uno llamado “Partido Verde Ecologista”, que pugna por la protección y conservación del hábitat en general. Algo ha logrado y su propósito es digno de elogio; pero, intentos como éste que también se realizan en diversas partes del mundo, no han podido crear real conciencia de tal compromiso que todos los seres humanos del planeta tenemos; al grado que las palabras del apóstol Pablo resuenan por doquier: «sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no solo ella, sino que también nosotros mismos que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo».(Romanos 8:22,23)
Dicho pasaje muestra la profunda desesperación a que ha llegado la creación en su estado embarazoso por causa del abuso y maltrato con que el hombre corrupto que la habita la ha dañado inmisericordemente. Aunque toda esta situación pasará(2ª de Pedro 3:10-13), porque el Señor Jesucristo volverá por los suyos para llevarlos consigo a una tierra y cielo nuevos que fue a prepararles en el más allá.
¿Cuáles son los abusos cometidos? La lluvia ácida ocasionada por las industrias, el agotamiento de las tierras agrícolas y en consecuencia la escasez de los recursos naturales y el hambre y la desnutrición, la tala inmode-rada de los bosques y selvas tropicales, la contaminación de los ríos y lagos, las especies en extinción debido a cacería sin control por quebrantar la ley de protección animal, incendios deliberados, basura tirada a diestra y siniestra en calles y carreteras —aun y cuando el Lic. Hank González, regente del Distrito Federal Mexicano, nos dejara su frase: «la ciudad más limpia no es la que más se barre, sino la que menos se ensucia»—.
Ahora que, si piensas que soy un fanático de la limpieza, a las pruebas me remito, pues tal vez tengas razón, porque me encanta mantener diariamente impecable hasta la calle de mi casa —que es la tuya—. Esto es verdadera urbanidad; y tratándose de etiqueta de mesa, persevero en aquella que reza así: «lo que usas lo levantas, lavas, secas y lo colocas en su correspondiente lugar».
Sobre esto, asiduo lector, te comento de manera hiperbólica lo siguiente acerca de Adán y Eva como presuntos malhechores en contra de la creación en el Edén:
«…entonces cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales». (Génesis 3:7)
«…maldita será la tierra por tu causa» (Génesis 3:17)
«Espinos y cardos te producirá…» (Génesis 3:18)
«Y Jehová hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles y los vistió». (Génesis 3:21)
Por culpa de dicha pareja, los árboles perdieron su follaje (flora), los animales fueron muertos (fauna) y la tierra se volvió estéril. ¿Te parece exagerado o te sirve de reflexión?
Aún el problema actual que yo percibo, y creo no estar equivocado, es que a pesar de vivir en pleno siglo XXI, seguimos padeciendo de inculturismo, al punto quizá (en algunos casos) de salvajismo. Estamos inmersos en esa pandemia mientras que Juntas Cumbres van y vienen, mensajes y exhortaciones que se nos dan a través de los medios masivos de comunicación, advertencias graves que nos hacen los científicos respecto a que de en tantos años más ya no tendremos agua, que el cambio climático o calentamiento de la tierra aumenta constantemente etc., etc., etc.
Y ni así nos preocupamos un ápice.
¿Acaso a ti y a mí como cristianos, si? Que tu respuesta, como la mía, sean afirmativas; y aparte de orar con mucho fervor, pidiéndole a Dios nos perdone y tenga misericordia, nos lancemos a voz de ya a iniciar campañas o participar en ellas para ayudar con nuestro granito de arena a corregir toda anomalía existente que aqueja a nuestro globo terráqueo. «No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos»(Gálatas 5:9). «Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas».(Efesios 2:10).
Dios «todo lo hizo hermoso en su tiempo»(Eclesiastés 3:10-13) y el hombre debe ocuparse de guardarlo limpio y organizado.
Cuidemos los recursos del planeta y evitemos el riesgo probable, o casi inminente, de un desastre ecológico mundial.