Andemos como de día

Por: Aridait Candanoza.-

En el capítulo 12 de la carta a los Romanos, Pablo nos revela varias estrategias sobre cómo confrontar a las tinieblas. El último versículo de este capítulo, el apóstol resume todas las estrategias dadas en ese pasaje con la siguiente frase:«No seáis vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal»(Romanos 12:21)

En el capítulo 13, Pablo continúa con el mismo tema. Si observamos, a partir del versículo 12 nos dice que la noche está avanzada (la noche representa el tiempo en el que dominan las tinieblas, aunque hay que aclarar que las tinieblas, aunque es en la noche cuando tienen todo el dominio, no tienen todo el dominio, ya que Dios dispuso una lumbrera [la luna] y las estrellas para que nos alumbraran de noche.

La lumbrera es un tipo del pueblo de Dios que está llamado a reflejar la luz de Cristo, y las estrellas son un tipo de cada creyente en particular.(Filipenses 2:12-15)

Ahora bien, ¿no le parece curioso que en los primeros versículos del capítulo 13, Pablo explique con detalle sobre la importancia de la sujeción a las autoridades superiores? Si no tenemos cuidado, pensaríamos que se salió del tema, pero no es así.

Ahí, el apóstol aclara que la única fuente de autoridad es Dios; y Dios es luz. Así que, cuando estamos sujetos a la autoridad, estamos conectados a la luz y las tinieblas no prevalecen ante la luz.

En ese contexto —de combatir las tinieblas—, Pablo aclara que la autoridad lleva la espada para castigar al que hace lo malo —al que anda en tinieblas—. Por otro lado, el apóstol nos indica que paguemos los impuestos y que no debamos nada nadie —para que no haya nada que nos ate o nos comprometa con las tinieblas—.

Cuando dice: «no debáis a nadie nada», añade: «sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo a cumplido la ley»(Romanos 13:8). En el versículo 10, continúa diciendo: «El amor no hace mal al prójimo, así que el cumplimiento de la ley, es el amor» —observemos que Pablo conecta el acto de obedecer a la ley con estar sujetos a la luz—.

Esto implica que la sujeción a la autoridad es una cobertura que nos protege a la hora de confrontar a las tinieblas. La recomendación final que nos da el apóstol dice: «La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne».(Romanos 13:12-14)

Aquí se indican tres acciones a seguir:

Desechar las obras de las tinieblas,

Vestirse del Señor Jesús y de sus armas de luz, y

No proveer para los deseos de la carne.

Note que la responsabilidad de estas tres acciones recae en cada uno de nosotros.

Otro dato curioso:

La noche comenzó —las tinieblas espiritua-les— con la caída de Adán, lo que significa que la obra de redención en la raza humana ha hecho su labor mientras que las tinieblas han tenido su dominio sobre la tierra. Usted y yo —los que hemos creído y aceptado a Jesús como nuestro salvador y Dios— fuimos alcanzados por la luz en medio de la noche.

Jesús vino como la luz verdadera para trasladarnos del reino de las nieblas a su admirable reino de luz(2Pedro 2:9-10). Es por eso que, ahora los que hemos hecho pacto con Dios,  de andar en justicia, andemos como de día.

¿Ya observó que no dice «andemos de día»,  sino «como de día»? La razón es simple, todavía no estamos en el día, estamos en la noche, pero en Cristo podemos andar en medio de la noche como de día.

¡¡Aleluya!!∞

-Publicado en noviembre 2015-

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