Por: RGO.-
Recordarás querido lector que hace poco en otra de mis Verdades Cardinales escribí sobre: Dicotomía contra Monocotomía y Tricotomía. Hoy quiero centrarme en Dicotomía: cuerpo y espíritu, para aseverar en parte al respecto y hacer ciertas aclaraciones pertinentes, a saber:
Según la Biblia(Eclesiastés3:1) hay tiempo de morir físicamente, puesto que «los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos».(Salmos 90:10)
También afirma(Eclesiastés 2:16; 3:19, 20 y 9:2-6, 10) que «a todos ocurre lo mismo», refiriéndose a esta clase de muerte.
Pero tocante a la muerte espiritual, eterna o segunda, dice Efesios 2:1 que aún en vida las personas pueden estar «muertas en sus delitos y pecados».
Ahora bien, a lo que voy con esta clase de abordaje, es a contestar la pregunta de Eclesiastés 3:21: «¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra?» con relación a Eclesiastés 8:8: «no hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte…» y 12:7: «el polvo vuelva a la tierra, como era; y el espíritu vuelva a Dios que lo dió». Así queda demostrada a toda luz Escrituraria la separación de ambas naturalezas del hombre causada por la primera muerte.
Y, lógicamente, entender que el EPD —en paz descanse—, que expresamos en nuestra condolencia o pésame a los deudos, está relacionado con los cuerpos de acuerdo con Apocalipsis 14:13 «…descansarán de sus trabajos» …porque… «nada saben, ni tienen más paga; su memoria es puesta en olvido; su amor, odio y envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol»(Eclesiastés 9:5,6). Y, «porque en el Seol, a donde van, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría»(Vs. 10).
Así, el espíritu queda libre y es la parte viviente que emigra temporalmente a su lugar o destino corres-pondiente, donde espera el día de resurrección para volver a tomar su propio cuerpo, ser juzgado y despachado finalmente «para vida eterna o para vergüenza y confusión perpetua».(Daniel 12:2)
A eso se debe que los salvos en Cristo sabemos dónde se encuentran en espíritu los también salvos que ya han partido de este mundo, motivándonos sumo gozo tal certidumbre de fe y de esperanza; mientras otros lo lamentan por ignorancia o creencias equivocadas que les han inculcado. Dice el apóstol Pablo en 2Timoteo 1:12 «…yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día».
AMÉN.∞