Por: RGO.-
El hombre es un ser que por lo general tiende a lo religioso. Su búsqueda de Dios lo ha llevado por diversos caminos y, por lo mismo, ha equivocado el rumbo. Dice el apóstol Pablo en Romanos 1:25:
«Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén».
Uno que otro se declara libre pensador o creyente, esto es, incrédulo o teniendo fe en algo —cosa u objeto—. El ateo es un creyente, ya que cree que no hay Dios. Paralelamente, afirma Federico el Grande: «el hombre sin religión es hijo de las circunstancias, y aunque sea el más honrado del mundo, casi siempre se habla mal»; al grado, añade Abraham de Córdoba: «no merece ser tratado como hombre el que no tiene religión», no así el cristiano cuya fe está cimentada en Jesucristo, quien NO es religión, sino relación.
El verdadero camino es Cristo(Juan 14:6), quien conduce al hombre al Padre Dios. La religión únicamente sirve de freno o control, por lo que la religión no salva. A esta se le compara con un caballo domado, que al quitarle el fierro que lo sujeta —al fin animal irracional—, vuelve a mostrar su brutez.
Y algo semejante le acontece a la persona sin Cristo, pues Proverbios 26:11 dice: «como perro que vuelve a su vómito, así es el necio que repite su necedad» [lo mismo sustenta 2 Pedro 2:22]. Y en la práctica, según Santiago 1:27: «la religión pura y sin mácula de Dios el Padre es esta: “Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”».
La palabra religión proviene del Latín religare = vincular, término que puede doblemente interpretarse como la relación con lo trascendental o comunidad de creyentes.
Por otro lado, entiéndase por religión: creencia, fe, dogma. Así, nuestra religión responde al nombre de Cristianismo, cuyo fundador es Cristo y es salvo el que lo profesa(Hechos 4:12). Ninguna otra religión la aproxima, iguala, ni supera. Es que son fundadores religiosos que solo moralizan, socializan y no le dan prioridad a lo eterno.
Cuando se trata de evangelizar a alguien, éste responde: -«yo no voy a cambiar de religión y menos a traicionar a mis padres que me la enseñaron». No es eso; y si así fuera, no sería pecado o deslealtad, ya que claramente lo expresa Ezequiel 20:18, 19:
«Antes dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los estatutos de vuestros padres, ni guardéis sus leyes, ni os contaminéis con sus ídolos. Yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis estatutos y guardad mis preceptos, y ponedlos por obra».
Algunos tienen por religión la patria que los vió nacer —como si eso fuera su todo en la vida—, mientras que hay gente que ni patria tiene porque no son «ni de aquí, ni de allá». Entonces, un desterrado o despatriado o un deportado no son necesariamente antirreligiosos. El colmo es que existen los que sólo creen en sí mismos, habiéndose divinizado o convertido caprichosamente en su propio Dios.
Finalmente ¿Qué se quiere dar a entender al usar la frase «religiosamente hablando»? Que lo que estoy diciendo es creíble o totalmente confiable y la exactitud en hacer o cumplir una cosa; en tanto que religioso es todo lo relativo a la religión o al que la profesa.∞