Por: RGO.-
Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. Génesis 2:7
Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. Génesis 3:19
Y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. Eclesiastés 12:7
Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Mateo 10:28
Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Mateo 16:26
COMPARADOS CON:
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 5:23
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Hebreos 4:12
Estos tres términos o conceptos teológicos en aparente contradicción significan, según el diccionario académico:
•Monocotomía: un todo o solo uno.
•Dicotomía: división en dos partes.
•Tricotomía: tres partes.
William McDonald dice: «Dios formó el cuerpo del hombre del polvo de la tierra; pero solo fue ser viviente cuando Dios le impartió su aliento». A lo que agrega Matthew Henry: «El hombre consta de cuerpo y alma, de un cuerpo formado de la tierra y de un alma racional e inmortal que procede de un aliento celestial, elementos que se separan en la muerte física y cada uno se va al lugar de donde vino». El espíritu o alma, entonces, no muere con el cuerpo, sino que puede subsistir en un estado de separación del cuerpo; y por ello Eclesiastés 12:7 habla de la disolución del cuerpo y del espíritu como las dos partes del ser humano, el cual no puede vivir mientras el cuerpo y el espíritu están separados porque la vida se ha ido del cuerpo al morir éste. Pero en aquel gran día el espíritu se reunirá con el cuerpo y el ser entero irá al cielo o al infierno.
Acerca de Dios, el unitarianismo niega la divinidad de Jesucristo el Hijo de Dios y la existencia del Espíritu Santo como la tercera persona de la Divina Trinidad. Y tocante al hombre, los Testigos de Jehová aseguran que no tenemos alma, sino que somos alma.
Ahora bien, ¿cómo dejar completamente claro que el hombre es una dualidad o binomio? Es que no me refiero a la idea absurda platónica y gnóstica entre alma buena y cuerpo malo o que lo material, lo físico y lo humano, son inherentemente malos en contraste al soplo divino. La realidad consiste en entender por «soplo de vida» lo que dice Juan 20:22 «y habiendo dicho esto, sopló, y dijo: “Recibid el Espíritu Santo”». Por «alma viviente», el ser completo con sus varias facultades. El hombre fue el único ser creado que llegó a ser alma viviente.
1Tesalonicenses 5:23 y Hebreos 4:12 son los únicos pasajes que hablan del hombre como si fuera un ser tripartita. Ernesto Trenchard interpreta el primero de la siguiente manera: «Por medio del cuerpo el hombre hace contacto con su medio ambiente material; por su alma, asiento principal de su personalidad que lo hace consciente de sí mismo y de los demás seres humanos; y por medio de su espíritu es capacitado para tener comunión con Dios».
El Nuevo Comentario Bíblico publicado por CBC refiere: «no es seguro que espíritu alma y cuerpo deban ser interpretados como enseñanza de una doctrina tripartita formal de la naturaleza humana, con el espíritu como el aspecto de la conciencia de Dios y el alma como el aspecto de la conciencia de uno mismo o interioridad, porque siguiendo esa misma línea de pensamiento podría deducirse una doctrina cuatripartita partiendo de Marcos 12:30».
Lo que Pablo pone de relieve en 1Tesalonicenses 5:23 es el ser entero del hombre, por lo que no da pie a una composición tripartita del ser humano, pues se compone de un cuerpo orgánico y de un soplo o espíritu que, juntos, constituyen el alma viviente o persona humana(1Corintios15:45). En Hebreos 10:12, el autor no tiene por objeto describir las partes de que se compone el ser humano, sino sólo la más honda penetración en los pensamientos mismos y en las intenciones del corazón. De manera que la verdadera naturaleza del hombre es bipartita: cuerpo y espíritu o alma, una dualidad, intercambiables, idénticos; no como elementos distintos y separados.∞