Por: Alberto Vargas.-
Alguna vez en nuestra vida hemos esperado que acontezca eso que llamamos milagro. Bueno, si somos honestos, ahora mismo creo que estamos esperando uno que otro milagrito que nos haría mucho más felices. Creo yo, que el problema no es que Dios se tarde o que no quiera hacer nuestros milagros. Me parece que el problema está en qué es lo que nosotros identificamos como «milagro».
Como ejemplo, ¿cuántas veces has esperado que Dios te provea para pagar aquellas deudas que te molestan tanto y parece que tal «milagro» no llegare jamás?
Bueno, analicemos. Dios es nuestra provisión, es el Padre que nunca «dejará justo desamparado, ni su simiente que mendigue pan». Pero, ¿de dónde vinieron esas deudas? ¿Qué hacemos con nuestros bienes? Cometemos sendos errores con nuestras finanzas y luego esperamos el «milagrito» de Dios. Entonces, Dios estaría enseñándonos a malbaratar nuestros bienes.
Muchos de nosotros creemos que Dios está para tapar cada hueco que dejamos en nuestro caminar debido a nuestras malas decisiones; o peor aún, debido a nuestra insistencia de vivir fuera de la voluntad de nuestro Dios. Queremos vivir como nos venga en gana, para luego, cuando, por lógica nos metemos en aprietos, llamar a Dios y pedirle el «milagro».
Déjenme aclararles lo que es verdaderamente un milagro.
La zarza ardiendo que no se consumía en el monte Horeb y que vio Moisés, es un milagro; la columna de fuego que acompañaba al pueblo de Israel por el desierto, es un milagro; lo de las murallas de Jericó, un milagro; lo que le pasó a Ester en presencia del rey, milagro; Daniel y los leones, un milagro; Sadrac, Mesac y Abednego en el horno, un milagro; la concepción de María, los ciegos sanados, los paralíticos caminando, Lázaro resucitando, Cristo ascendiendo, todos esos son milagros.
El milagro va en contra de las leyes físicas y situacionales del ser humano. Es lo que nadie realmente espera que suceda, lo imposible. Ahí Dios se glorifica y nos enseña que es Él nuestra confianza y provisión. Milagro es dejar que Dios sea Dios en nosotros pues lo que es imposible para el hombre para Dios es natural, pues Él es el hacedor de todo.
Dios quiere ser Dios en ti y nos ha prometido que Él va a cumplir el milagro que Él quiere que ocurra en ti. Él va a querer que desafíes tú tu propia naturaleza, las leyes físicas, la situación, y pongas tu fe en que Dios será Dios en esa situación, enfermedad o cualquier cosa que estés esperando. ¡Créelo! ¡Actúalo! ¡Confiésalo! ¡Recíbelo! El milagro es tuyo como tuyo es Dios. Sólo deja el espacio para que Él lo haga, y por otro lado, pídele a Dios la fuerza para afrontar el producto de tus decisiones y de los problemas en que te metiste; el milagro de Dios aparecerá en esas circunstancias también, tan pronto aprendas a dejarte llevar por su perfecta voluntad y no a hacer lo que tú quieras. Acuérdate, ahora eres de Dios y Él de ti.∞