¿Conoces a Jesús?

Jesús dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí» (Juan 14:6).

¿Qué debo hacer para conocer a Jesucristo?

Dios nos ama

El mensaje del Evangelio son las buenas noticias de que Dios se acercó a nosotros en su hijo Jesús, quien se hizo hombre para alcanzarnos.

Juan 3:16 nos dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Todos somos pecadores

En el principio, el hombre y la mujer pecaron, traspasaron la línea marcada por Dios. Así, toda la humanidad está manchada por ese pecado original. Por eso, de forma natural, el ser humano se inclina a hacer lo malo.

El apóstol Pablo nos dice en Romanos 3:12: Todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!

Cristo murió por nosotros

Leemos en Romanos 5:8-9: Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.

1 Juan 1:7 nos dice: La sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado.

Dice la Biblia en 1 Corintios 15:3-4: Porque ante todo les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día según las Escrituras.

Recibo a Cristo en mi corazón y acepto su sacrificio por mí

Cuando una persona se arrepiente, cree y acepta el sacrificio de Jesús, Dios la perdona y la acepta como hijo.

Juan 1:12 nos dice: Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios.

Aceptar a Cristo es aceptar, en un acto de la voluntad, la obra redentora de Jesús que nos une nuevamente con Dios y nos salva de las consecuencias del pecado.

Aceptar a Cristo es pedirle a Él, en un acto de fe, que entre a lo más profundo de nuestra vida y Su Espíritu renueve nuestro ser interior.

Aceptar a Cristo es algo personal, porque ninguna otra persona puede hacerlo por ti.

¿Quieres aceptarlo? Haz esta oración:

Padre celestial, reconozco que soy pecador(a). Me arrepiento de mis pecados. Creo que Jesucristo murió por mis pecados, que resucitó de la tumba y que vive para siempre. Te abro la puerta de mi corazón y de mi vida, y recibo al Señor Jesús como mi Salvador. Deseo que Él sea el Señor de mi vida. Gracias por salvarme. En el nombre de Jesús, amén.

Congrégate en una iglesia

Si acabas de aceptar a Cristo en tu corazón, busca una congregación que te enseñe a crecer en tu conocimiento sobre Jesús y a estar plenamente convencido de la decisión que acabas de hacer.

Da click en el DIRECTORIO para ver una lista de iglesias ubicadas en diferentes lugares de las ciudades gemelas y el estado.

¡DIOS TE BENDIGA!

Formando hijos de bien

Por: Redacción.-

Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de el.  Proverbios 22:6

Uno de los retos más difíciles para los padres es formar hijos de bien, sin embargo, es una de las tareas más gratificantes.
Si bien es cierto los tiempos van cambiando día a día, y con ello, la forma de educar en el hogar. Nunca será igual la manera en que nuestros padres nos criaron y la forma en que nosotros lo hacemos.
Pero aún y cuando el tema de la “formación de los hijos” ha sido estudiado a lo largo de la historia, todas esas síntesis concluyen en cuatro verdades universales que ayudarán a los padres en su labor de formar hijos de bien.

Amor

Este debe ser expresado de manera tangible. No basta con solo decir que amamos a nuestros hijos, tenemos que mostrárselo.
A muchos padres se les dificulta expresar su amor y lo sustituyen con cosas materiales que no satisfacen el afecto que los hijos necesitan.
La ausencia de las muestras de amor de los padres a los hijos pueden acarrear una disfuncionalidad en la familia.
Haz un esfuerzo y llena de abrazos, besos y palabras de amor a tus hijos y ellos te lo agradecerán de grandes.
Recuerda, el amor no tiene sustitutos.

Autoridad

Uno de los temas más polémicos en la actualidad. Pareciera que ahora la autoridad la ejercen los hijos sobre los padres. Lo más triste es que estos patrones se seguirán repitiendo a menos que usted como padre les ponga un “hasta aquí”.
Los hijos deben saber que los padres son la autoridad en la casa y deben obedecerlos en todo momento.
¿Flexibles o rígidos? eso dependerá de las circunstancias y el consentimiento mutuo de los padres.
La regla puede ser de hierro, pero los padres siempre han de mostrar ternura al exigir su cumplimiento, pues ellos saben qué es lo mejor para sus hijos.

Experiencia

Si bien es cierto que ninguno llega sabiendo ser padre, es en el terreno familiar donde comienza a adquirirse.
Probablemente tuviste situaciones amargas con tus padres que no querrás repetir con tus hijos, o bien, momentos maravillosos que desearás poner en práctica siendo padre. Cualquiera que haya sido tu caso, créelo, te armaste de experiencia.

Sabiduría

Significa “conocimiento profundo, razón, criterio, entendimiento y sentido común”.
Lamentablemente se usa muy poco en el entorno familiar ¿por qué?
¿Ha notado que en pleno siglo XXI, aún hay padres sin “conocimiento” incitando “inconscientemente” a los hijos a los vicios y malos hábitos que acarrean desgracias familiares¿
Si este es su caso, lo invito a considerar lo que dijo el Rey Salomón: “Sabiduría ante todo, adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia”. Proverbios 4:7

Claves para ser una familia feliz

Claves para ser una familia feliz

Por: Redacción.-

¿Estás desesperado por tener una familia feliz y no sabes qué hacer?

Aquí te damos siete claves para mejorar tu relación familiar. No son una formula mágica, pero aplicarlas en casa puede marcar la diferencia.

1. COMPROMISO
La familia fue diseñada por Dios con el fin de ser de apoyo a cada uno de sus miembros y para promover las relaciones y el desarrollo de todos nosotros. Pero lo que más seguridad da a los hijos es ver que sus padres son un equipo. Que están unidos y comprometidos a construir un hogar.
El compromiso también es fidelidad, no sólo sexual, sino en el tiempo y la dedicación a tu esposa e hijos.

2. EL TIEMPO
El tiempo es un bien precioso, y muy escaso. Por eso, el tiempo que dediques a los tuyos mostrará el compromiso que tienes con
ellos. El tiempo es como el aire, hace falta un mínimo para vivir, y la familia sin tiempo para los suyos se va ahogando.

Se hizo una encuesta a mil personas mayo-res de 80 años preguntándoles qué harían ahora que no hicieron durante su vida, y la respuesta que ocupó el segundo lugar en importancia fue: “Pasaría más tiempo con las personas a las que he amado”.

3. COMUNICACIÓN
Dice una cita bíblica: “Todo hombre sea pronto para oír, tardo en hablar, y tardo en airarse”. Pero ¿Cuantas veces nos gritamos en vez de hablar?

La comunicación auténtica y honesta permite que todos expresen cómo se sienten, qué quieren y qué piensan, sin reproches ni críticas.

¿Y qué decir de la intimidad sexual? también es comunicación. Revisa esa área y pregúntate que estás comunicando: amor o egoísmo.

4. AMOR
El amor es lo que mantiene viva una familia. Sin amor un bebé muere, un adolescente se mete en drogas y el matrimonio se convierte en funeraria.

El amor no se “hace”, sino que se vive, se cultiva, se muestra y se expresa de una manera práctica día a día.

5. FE
Los padres que tengan una fe personal y viva en Dios y un hogar en que Él sea el centro tendrán una influencia beneficiosa sobre los hijos, disfrutarán de una mayor seguridad, una sensibilidad por lo no material y una FE auténtica y real.

6. RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
Dicen que hay tres cosas seguras en esta vida: Impuestos, Muerte y Conflictos.

Afrontemos los problemas con serenidad y de manera constructiva, pensemos que nuestros hijos aprenderán de nosotros a afrontar los conflictos e imitarán lo que vean en casa. ¿Sabes quién sufre más cuando dos elefantes se pelean? La hierba. En cada conflicto matrimonial piensa en tus hijos, porque ellos son los que más pueden sufrir.

7. SERVICIO
La familia no debe ser un lugar de egoísmo, sino un centro de apertura y de ayuda.

Debemos ayudar a otros como familia, porque nadie es tan rico que no necesite ayuda ni tan pobre que no la pueda dar. El propósito de la vida no es vivir para uno mismo, sino poder mirar atrás y ver que has podido ser de ayuda para muchos y has vivido según la voluntad de Dios.