Por: Oscar Olivares.-
En CREES estamos convencidos en la restauración de todas las cosas, causadas por causa del pecado, dolor y traumas de la vida.
Jesucristo hombre dio autoridad a su pueblo para recuperar la libertad, el amor y la verdadera identidad de su creación: ‘hijos del Altísimo’.
Su amor por ti es tan grande como la gracia que desató para que no solo recuperares esa identidad, sino para que te salves del futuro de este modelo de conducta de los hombres. (Apocalipsis 3:10-12)
En los caminos del conocimiento de la verdad, en la Biblia nos encontramos con que la fidelidad de Dios por su pueblo nunca ha cambiado, ni ha fallado a las pruebas humanas de la duda.
Este poder cognoscitivo ha sido heredado por un grupo de personajes históricos —algunos de ellos mártires— que decidieron entregar su vida para traducir la bendita Palabra de Dios en nuestra propia lengua—.
Tal es el caso de los reformistas protestantes españoles de los períodos 1260 al 1557: Juan de Valdes, Francisco de Enzinas, Juan Pérez de Pineda, Bernardino de Rebolledo y Villamizar, Luis de Granada, Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera.
De estos dos últimos vale la pena mencionar los siguientes datos importantes. Casiodoro de Reina fue el autor de la Biblia del Oso, conocida así por la ilustración en su portada de un oso que intenta alcanzar un panal de miel colgado de un árbol. Cipriano de Valera, aturo de la Biblia del Cántaro, que fue la primera edición corregida de la Biblia del Oso y nombrada hasta hoy, esta segunda, como la Biblia Reina-Valera.
Sin embargo, aunque estos hombres entregaron sus vidas por tan noble causa, sin recibir en su momento el reconocimiento y el respeto a lo inspirado por Dios y su santo espíritu, hoy en día la sociedad «duda» de la eficacia o precisión de la Biblia y algunos hasta la desechan y critican.
Y yo me pregunto, ¿Por qué morir entonces por algo que es «dudoso»? ¿Por qué estos mártires tomaron el valor necesario para emprender tan importante tarea de llevar la luz bíblica a otros idiomas si lo que estaban traduciendo era de «dudosa» procedencia?
Y la respuesta es sencilla: porque Cristo los cambió a ellos, les dio vida eterna, les dio una nueva vida y les demostró que lo que había sucedido en la cruz del calvario sigue siendo el mensaje redentor hasta nuestros días.
Toco este tema querido lector porque pareciera que se nos ha olvidado la historia, cayendo en una ignorancia espiritual.
Oseas 4:6 nos dice «Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento». Y ¿qué es el conocimiento? La capacidad y acción de tomarse el tiempo necesario para escudriñar y estudiar algo y conocerlo.
Es fabuloso cuando podemos poner esto en las manos de personas que están buscando verdaderos cambios.
Es por ello que te quiero inquietar con estas líneas a que vivamos la bendita palabra que fue inspirada por Dios y que no la desvirtuemos o descalifiquemos como si nos hubiera costado algo.
Recordemos lo que nos declaró nuestro maestro, Jesús, en Juan 12:47-50: « Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.»
¡Amén! Maestro santo, fiel y verdadero.
Así que, querido hermano o hermana, no nos dejemos engañar, antes bien, crezcamos en conocimiento espiritual. Y tampoco seamos de los que tanto conocimiento nos envanezca.
Que en nuestra búsqueda de Dios, hagamos morir día a día las obras de la carne y florezca el fruto del espíritu. (Gálatas 5:7-15;5:22-26)
Que Dios te bendiga y haga resplandecer su rostro sobre tu vida y futuro.
Tu amigo, Oscar Olivares.∞