Por: Luis Rivera.-
Uno de los temas más inquietantes para los creyentes en Cristo es el proceso de la prueba.
Las pruebas son un proceso necesario para todo hijo de Dios, pues a través de estas alcanzamos madurez y crecimiento espiritual; no así la tentación, que Satanás trae a nuestras vidas, cuyo fin es manifestar lo peor de nosotros.
La Biblia está llena de historias de hombres que pasaron por la prueba.Uno de estos fue Job, al cual la se le describe como un hombre justo y temeroso de Dios.
Este relato nos presenta algunos principios bíblicos que nos pueden ayudar a no solamente comprender el significado de la prueba, sino a descubrir cómo podemos trascender a nuevos niveles en cuanto a conocimiento, revelación y prosperidad en todas las áreas de nuestra vida.
La palabra de Dios describe a Job como un hombre próspero al cual Dios permitió que Satanás le quitara todo, incluso su salud.
Job tuvo que enfrentar la ausencia de respuestas de parte de Dios ante tales calamidades.
Tres amigos de Job, que llegaron con el propósito de consolarlo, comenzaron a hacer conjeturas acerca de las razones por la cual Job se encontraba en tan triste situación, siendo su resolución final de que Job estaba sufriendo por algún pecado oculto y que no quería confesar.
Todos los que hemos sido víctimas de la incomprensión y del juicio inmisericorde de otros sabemos cuán dolorosa puede llegar a ser tal experiencia y hasta qué punto puede llegar a dañar nuestro corazón.
La historia de Job nos enseña que el periodo de prueba no termina hasta que termina. Casi al final del libro se lee la trascendencia de este héroe de la fe al pasar de una gran calamidad que parecía no tener remedio a ser prosperado al doble de su estado original. El final de la prueba consistió en que Job tenía que interceder por el bienestar de sus tres amigos, los que lo habían juzgado brutalmente.
No podemos negar que cuando somos lastimados por otros se nos hace sumamente difícil el no enojarnos, máxime cuando hemos sido utilizados y han tomado ventaja de un momento difícil que hayamos tenido que atravesar.
Es tan diferente sólo leer la historia de Job a proceder como él lo hizo.
Son muchos los casos en los que la gente ofende, crítica y hasta calumnia a otros consiente o inconscientemente. Y muchos, ya sea por orgullo o falta de valor, nunca buscan reivindicarse con la persona a la que han ofendido o lastimado injustamente. El resistirse a pedirle perdón a la persona que hemos agraviado provocará estancamiento y hasta consecuencias funestas para los que nunca dan su brazo a torcer.
Es posible que al igual que Job estés a punto de ser vindicado por el Señor después de haber soportado una terrible prueba. No te pierdas de la bendición de Dios sólo por no querer perdonar a tus críticos y a los que pecaron contra ti. Por lo tanto, te insto a que tomes la decisión de otorgar perdón a tus ofensores y simplemente prepárate para tu
bendición la cual será abundante.∞