Por: César Cajas.-
«Vamos a ser saludables para que llevemos a Jesús a los enfermos. Nuestra salud y nuestra vida debe ser tan convincente que los “peces” vengan a nosotros». – Dr. Pete Sulack
No está bien ser ignorante cuando se trata de la salud. En la salud la ignorancia es muerte, es una estrategia del enemigo ya que la salud es fundamental a lo largo de nuestro caminar con Jesús. Si estamos enfermos no tendremos la fuerza para contra-atacar. Debemos procurar que nuestro cuerpo sea lo más sano posible, debemos mantener nuestro cuerpo lo mejor que podamos, no con el fin de cultivar nuestra vanidad, sino para que el Señor lo use como quiera. Nuestro fin debe ser que nuestros miembros físicos sean puestos en ofrenda delante del Señor y que sean siervos de la justicia.
Una buena alimentación mantiene el cuerpo y la mente sanos, además que es el mejor método de desintoxicación del cuerpo humano. Debemos mantener una actitud sabia al momento de comer; comer para alimentarse no para llenarse.
Piense por un momento como si su cuerpo fuera un auto. ¿Qué pasa si nunca le cambia el aceite o los filtros? Usted recibe un solo cuerpo para llevarlo por la vida. Puede recibir un nuevo motor, pero no un cuerpo nuevo. Para mantener su cuerpo como un vehículo con buen mantenimiento necesita limpiar su colon, hígado, vesícula, riñones, pulmones, sistema linfático, piel y sangre periódicamente. Estos son sus sistemas de filtros y los órganos de eliminación.
Cuando las sustancias tóxicas se acumulan en el cuerpo, pueden ocurrir enfermedades como el cáncer. Estas sustancias entran a nuestro cuerpo y debilitan nuestros sistemas y los órganos que manejan la eliminación. Esta sobrecarga tóxica lleva a un metabolismo lento y dificulta bajar de peso. Aunque puede encontrar maneras de terminar con éxito un programa estricto de dieta de moda, bajando un poco de peso, los niveles de toxicidad en su cuerpo provocarán que el peso regrese.
Si queremos un cuerpo sano, debemos cuidarlo. Dios hace su parte, pero nosotros debemos hacer la nuestra. La Biblia nos exhorta en cuanto a esto: «¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios». – 1 Corintios 6:19-20
Hoy lo animo a que medite en cómo esta cuidando su salud. No espere sentirse enfermo para tomar la decisión de alimentarnos correctamente. El milagro es la sanidad, no la salud. La sanidad es siempre la voluntad de Dios. Él siempre quiere que Su pueblo esté bien.
Si hoy reconoce que no ha estado administrando bien su salud es tiempo de tomar responsabilidad y acciones para que nuestro cuerpo esté saludable y así continuar esta carrera hasta la meta final y no retirarnos antes de tiempo. Pídale perdón a Dios por no haber estado administrando bien su templo en el área de la salud y empiece hoy a dar el primer paso. Empiece desayunando correctamente, evite los desayunos procesados ya que contienen grasas dañinas para nuestro organismo. Recuerde que lo primero que le damos a nuestro cuerpo en las mañanas es lo que va a determinar todo el funcionamiento durante el resto del día.
El desayuno físico es primordial para nuestro cuerpo como lo es la oración para nuestro espíritu. Pídale gracia al Espíritu Santo para que sea firme en esta decisión de cuidar su cuerpo.
Bendiciones!
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